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Integración simplificada
La noción de integración simplificada sigue una apreciación
similar a la de Roy Baumeister y, en términos generales, a la conceptualización complejidad-estrés en nuestro enfoque.
En cierto momento de la experiencia suicida, la persona podría mostrar un detrimento en las tres instancias de anclaje del significado. Sus funciones corporales podrían mostrarse mermadas, por efectos del afecto aversivo, alteraciones del sueño, utilización de drogas, una experiencia constante similar a la del dolor, etcétera. La construcción de autoconcepto puede tornarse negativa, saturándose excepcionalmente de malos recuerdos respecto a sí mismo o negativas visiones de sí mismo proyectado en el futuro. La construcción subjetiva de los otros -Alteridad- puede tornarse aversiva, en términos de aumentar el sentido de incomprensión, simplificación de las intenciones o requerimientos de los otros, distancia (física y afectiva), etcétera.
La integración simplificada supone una respuesta de estrés-clausura, y consiste en la aplicación extrema de los conceptos más concretos disponibles (Díaz, 2022), por lo que podrían observarse una auto-regulación disminuida o “impulsividad” acentuada, expresadas en falta de planificación, respuestas apresuradas, déficit de inhibición conductual y preferencia por recompensas inmediatas (Gvion & Apter, 2011). También se podrían observar planificaciones y acciones suicidas marcadas por un alto detalle, preocupación sobre la propia imagen y el futuro.
Sentido identitario de la integración simplificada
Una de las tesis sugeridas en el libro Experiencia Suicida: comprensión narrativo constructivista, es que en ocasiones la integración simplificada puede mostrar al terapeuta y al paciente de forma más el sentido identitario en donde se ancla el sufrimiento. El aspecto prospectivo de la experiencia suicida permite trazar una línea identitaria clara respecto a lo que la persona desea mantener (Landfield, 1976). En ese sentido estricto, la experiencia suicida puede adquirir en su estudio y análisis un “carácter conservador”: ¿Qué es lo amenazado?, ¿Qué es lo que se desea proteger?, ¿Qué es lo que se desea conservar?. El terapeuta puede incluir esta reflexión para considerar el marco de sentido general de la experiencia de sufrimiento, y quizá utilizarlo como una medida de resguardo respecto a la posibilidad de, en la generación de la formulación de caso e implementación de las estrategias específicas, las acciones o perspectivas que intente tomar el terapeuta se alejen demasiado de la forma de experimentar, del sentido de la vivencia del paciente.
Al mismo tiempo, como se menciona en el libro, una integración simplificada ofrece un formato de administración del estrés a través de la simplificación. Esta reducción de complejidad puede acarrear una rápida salida a la experiencia de estrés, con una grave desventaja: aumenta la probabilidad de ver el comportamiento volitivo suicida como un “reductor de estrés” al tiempo que gradualmente adquiere mayor “sentido”. Para los clínicos (todo el equipo de intervención) esto conlleva de forma inherente un sentido de urgencia, que impulsa a acciones proactivas, oportunas y eficientes. Esta es una de las razones por la que los esfuerzos por comprender, prevenir e intervenir en la experiencia suicida representan un desafío urgente para los profesionales involucrados.
Referencias
- Díaz Olguín, R. (2022). Experiencia suicida: comprensión narrativo constructivista. Ril editores.
- Gvion, Y., & Apter, A. (2011). Aggression, impulsivity, and suicide behavior: A review of the literature. Archives of Suicide Research, 15(2), 93–112. https://doi.org/10.1080/13811118.2011.565265
- Landfield, A.W. (1976). A personal construct approach to suicidal behaviour. In P. Slater (ed.), The measurement of intrapersonal space by grid technique. Vol. 1. Wiley